Las obras de construcción deben proyectarse, construirse y demolerse de modo tal que la utilización de los recursos sea sostenible mediante la utilización de contenedores de escombros, contenedores big bag, etc. Y debe garantizar tres aspectos sumamente importantes:

EL LADRILLO

Entre los productos de arcilla cocida, o cerámicas -desechados en contenedores big bag o contenedores de obra- se encuentra el ladrillo.

Un ladrillo es un material de construcción, normalmente cerámico y con forma ortoédrica, cuyas dimensiones más normales permiten que un operario lo pueda colocar con una sola mano. Se emplea en albañilería para la construcción en general.

En la actualidad, la mayoría de los escombros resultantes de la demolición de edificios –colocados en contenedores big bag o contenedores de obra- pueden contener varios miles de ladrillos enteros que van a parar a plantas de tratamiento o bien se trituran para darles otros usos.

Esto conlleva que en muchas ocasiones, estos elementos no puedan ser reutilizados en nuevas construcciones, para las que se tiene que recurrir siempre al uso de nuevos ladrillos. Pero su fabricación supone un proceso industrial que requiere un uso intensivo de energía y recursos, con su consiguiente impacto medioambiental.

No obstante, esta situación podría revertirse, y los ladrillos podrían ser reutilizados, revalorizados y reciclados con diversos usos.

LA SEGUNDA VIDA DEL LADRILLO: LA REUTILIZACIÓN FACILITADA POR USO O ALQUILER DE CONTENEDORES.

Un ladrillo puede sobrevivir, incluso a la muerte de un edificio. El ladrillo hecho escombro puede tener una segunda vida útil.

Para su reciclaje, los restos de ladrillos obtenidos en una demolición, se acopian y cargan adecuadamente contenedores big bag o contenedores de obra, que posteriormente se transporta a plantas de tratamiento de gestión de residuos para culminar la etapa de separación de otros materiales como cemento, madera. Mediante un sistema tecnológico adaptado a tal fin se lleva a cabo una clasificación exhaustiva diferenciando ladrillos enteros, ladrillos dañados, polvo de ladrillo.

Posterior a la selección, se procede a la limpieza de ladrillos seleccionados. Una vez limpios se clasifican por sus características visuales, calidad y valor. Cada ladrillo es acopiado y trasladado a depósito para su futuro “nuevo destino”.

Los ladrillos que no cumplen con la normativa vigente relacionado a resistencia y durabilidad, se derivan a otro tipo de reciclaje.

La reutilización de los ladrillos como sustitutos de nueva materia prima, supone grandes ahorros medioambientales en múltiples categorías.

La competitividad de este sistema está ya demostrada, puesto que ya existen plantas operativas en la actualidad que se encargan minuciosamente de estos procesos de separación, limpieza y revalorización; y que están vendiendo todos los ladrillos reciclados que producen.

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