En la Comunidad de Madrid se han llevado a cabo intensos controles de quemas de residuos de poda agrícolas. Desde el comienzo del estado de alarma por la pandemia del Covid-19 la quema de poda estuvo limitada a lo estrictamente necesario, para mantener la limpieza del aire especialmente en las zonas cercanas al núcleo urbano.
Sabemos que la poda tanto en zonas agrícolas privadas como la que se realiza en espacios públicos demarcados por la Gestión de Residuos del municipio, es una tarea que debe realizarse en un tiempo y de una forma determinada. Pero no debemos olvidar que los restos de poda y ramas que se generan, alcanzan grandes volúmenes y deben ser tratados correctamente.
La quema de los restos de poda, es una práctica es muy útil en el sector agrícola para combatir ciertas plagas que se encuentran en la vegetación, pero así mismo debe estar regulada y debe ser controlada para evitar incendios. No obstante, cabe aclarar que quemar estos residuos de poda y ramas no está permitido en el casco urbano.
Para ésto último, los municipios disponen contenedores especiales para que los ciudadanos comunes desechen sus restos, los cuales deben estar debidamente separados y embolsados. De igual manera podrían utilizarse los contenedores de obra o contenedores de escombros para desechar los restos de poda y ramas de mayor envergadura en el caso de no contar con los contenedores de la fracción. Esto favorece la gestión de residuos agilizando la recogida y retirada de restos de poda para su traslado hacia las plantas recicladoras.
Tengamos en cuenta que debemos cuidar el medioambiente de la mejor manera y recordar que la quema de residuos de poda es una práctica regulada para el ámbito agrícola. En nuestros hogares deberemos separar los residuos y desecharlos en los contenedores cercanos.