Los residuos sólidos urbanos (RSU) son definidos en la Ley de Residuos, como los que se generan en domicilios particulares, comercios, oficinas y servicios, así como todos aquellos que no tengan la calificación de peligrosos y que por su naturaleza o composición puedan asimilarse a los producidos en los anteriores lugares o actividades.
Según la ley, también son residuos urbanos los procedentes de la limpieza de vías públicas, zonas verdes, áreas recreativas y playas. Animales domésticos muertos, así como muebles, enseres viejos y vehículos abandonados. Restos y escombros procedentes de obras de construcción y reparaciones domiciliarias. Uno de los puntos claves en la gestión de residuos sólidos urbanos es la recogida, que consiste la recolección y posterior traslado a las plantas de procesado y tratamiento.
Mediante las innumerables campañas de concientización sobre el cuidado del medio ambiente, así como la basta información sobre el buen uso del código de colores para los contenedores que existen en España, se ha conseguido la recogida selectiva de residuos urbanos.
Otro de los servicios municipales son los llamados puntos limpios, donde se efectúa la recogida de residuos peligrosos (pintura, solventes, pilas, etc). Así como también los de mayor volumen que se desechan en contenedores: escombros, restos de poda, colchones, muebles, etc.
La recogida de residuos urbanos puede hacerse de dos maneras:mediante un sistema de conducción neumática que se encuentra bajo tierra y traslada la basura hacia estaciones dispuestas para la recolección; o puede realizarse utilizando camiones dotados con un sistema de compactación de residuos. Luego de la recogida, se procederá al traslado hacia la planta de tratamiento o reciclaje según corresponda.
Como hemos visto, el tratamiento de los residuos sólidos urbanos (RSU) no es nada simple, debe ser eficaz y es un desafío constante en las gestiones de gobierno de nuestro país.